Ni los peores augurios apuntaban un resultado tan difícil de justificar como el que han firmado los negociadores del PSC, rubricado por un Comité Regional diezmado en el que los votantes apenas han llegado a un tercio del número de sus miembros de derecho.
¿Cuáles son las razones de un reparto de poder en el que Coalición Canaria se ha llevado la parte del león, dos orejas y rabo?
Creo que es, fundamentalmente, la debilidad de la Dirección del PSC, debida a tres factores:
El primero, su absoluta subordinación a los dictados de Ferraz que viene mangoneando al PSC de una forma que no tiene precedentes, acentuada desde su intervención decisiva para colocar a José Miguel Pérez como secretario general. Apostaron por el de menos arraigo electoral y orgánico, por ser el más manejable. Es una táctica tan vieja como catastrófica: la del hombre de paja.
El segundo, la obsesión de algunos dirigentes por “tocar poder” a toda costa. Es inversamente proporcional a su falta de liderazgo social, directamente proporcional a la inseguridad que esta carencia les produce. Y certifica su asunción del modo de pensar de la derecha. Creen que la única forma de afianzar algún liderazgo electoral y, sobre todo, de continuar controlando el Partido es gestionando presupuesto y repartiendo prebendas.
No hablo de desarrollar buenas políticas, para lo que no van a tener el menor margen en el Gobierno que se nos viene encima. Hablo de clientelismo, de apuntalar con algo de presupuesto las propias insuficiencias políticas. Es, antes que una actitud ideológica (que también), una actitud sociológica muy característica de ciertas burocracias de la Administración y del aparato de los Partidos. Cualquiera que haya oído los cuchicheos de la camarilla que maneja al PSC, habrá sintonizado este código y este lenguaje. Nada que ver con la cultura progresista y democrática.
El tercero es el rebencazo electoral que se han llevado. Imagínense en qué situación quedarían si, después de desdibujar la posición del PSC para irla acomodando a los intereses de CC, lo que les ha llevado de culo y sin frenos al estampido electoral, encima se quedan en la calle y sin llavín. Supongo que, en realidad, precipitarse a la posición de tercera fuerza en el fondo les produjo un cierto alivio, el único alivio en una tétrica noche electoral. Porque habría sido un poco heavy cederle la presidencia a un Paulino-tercera-fuerza. Pero lo habrían hecho, sin duda.
Coalición Canaria los sabía a su merced. Y se han aprovechado quedándose con la presidencia, economía y hacienda, obras públicas, ordenación del territorio (urbanismo, para entendernos), policía canaria-“CNI”.., es decir con todo lo que es imprescindible para controlar los resortes del gobierno, tal y como ellos lo entienden, y usarlo para lo mismo que desde hace tres lustros. Y encima les han quitado la presidencia del Parlamento, pieza cada vez más clave para la forma de actuar de Paulino, como castigo por hacer en los municipios de La Palma, lo mismo que han hecho Bañolas y Paulino en Gran Canaria y de propina echándoles del cabildo.
Lo de Gran Canaria tiene su gracia. José Miguel Pérez y compañía le ofrendaron a ATI, como arras prematrimoniales, al PSOE tinerfeño atado y amordazado. Pero no se imaginaban que sus nuevos socios necesitan sentar sus reales en Gran Canaria para resolver una cojera insufrible para un nacionalismo que se precie: su marginalidad en esta Isla. Y a la primera, Paulino los ha barrido. Luego les dan unas explicaciones pueriles, que la dirigencia “socialista” se traga sin rechistar. Total, qué importa una raya más pa’ un tigre.
Ningún partido que conservara un mínimo aliento reformista, aceptaría dejarle a una CC desgastada todo lo que necesita para seguir haciendo lo que hasta ahora. Tener poder para acumular poder. Y blindarlo contra cualquier veleidad de alternancia. Blindarlo contra la democracia.
Por eso, a tan pocas fechas de las elecciones, resulta nauseabundo recordar los eslóganes que repetían sin ninguna convicción: “defendemos las mismas políticas que JFLA” “queremos cambiar la forma de hacer política”. Ahora las han sustituido por fraseología hueca como “el Gobierno que necesita Canarias”. ¿Por qué? ¿Por qué es este el Gobierno que conviene a Canarias, si lo va a dirigir el presidente del Gobierno con peor balance desde 1983, con casi los mismos consejeros en las áreas esenciales? ¿Será porque se incorporan tres consejeros de un PSC completamente desautorizado por las urnas?
¿Por qué éste es un “Gobierno progresista, no escorado a la derecha”? ¿Acaso por el indiscutible talante progresista de quien lo vuelve a presidir? ¿No es el mismo presidente que, un día sí y otro también, ha estado sembrando la lluvia ácida de la xenofobia echándole la culpa de todos los problemas: desempleo, deterioro educativo y sanitario… a la “superpoblación”, es decir a los inmigrantes? ¿acaso porque CC no va a ejercer una influencia hegemónica en el próximo Gobierno, como lo viene haciendo desde hace casi 20 años? ¿O más “entodavía”?
Ahora termino de entender lo que quería decir José Miguel Pérez con uno de sus mantras preferidos: “con todas las consecuencias”. Se refería, ahora lo veo, a la rendición del PSC-PSOE ante ATI-CC