Román Rodríguez, Presidente Nueva Canarias
Existe una situación económica, social y política muy complicada para Canarias y que podrá empeorar dependiendo de quien gobierne tras las próximas elecciones.
A nadie se le escapa que Canarias sufre de forma especial las consecuencias de la crisis económica. Tenemos la mayor tasa de paro del Estado y los mayores índices de familias con todos sus miembros en el desempleo y de
personas que viven bajo el umbral de la pobreza.
Hay una situación política que se puso de relevancia en las pasadas elecciones autonómicas y municipales y es que “la ola” del PP ha arrasado en todo el territorio estatal, resultados que se repetirán y con toda probabilidad se incrementarán el 20-N con lo que amenaza una posible mayoría absoluta de Mariano Rajoy.
En Nueva Canarias hemos sido muy críticos con las políticas económicas del gobierno socialista para paliar la crisis porque consideramos que cargan el peso de los recortes sobre las clases sociales menos pudientes, porque son ultraliberales y atentan contra el Estado del Bienestar.
Estas políticas no han sido criticadas por el PP, que h
ubiese tardado mucho menos en ponerlas en práctica, y que además ha apoyado sin fisuras alguna de ellas como la privatización de las cajas o la reforma de la Constitución Española.
En consecuencia, los próximos años son de fundamental importancia para Canarias cuyas singularidades y derechos tienen que ser defendidos ante las políticas que aplicará el próximo gobierno central.
La historia ha demostrado que los partidos centralistas como el PP y el PSOE no tienen en cuenta las singularidades de Canarias a la hora de legislar y gobernar. Los diputados canarios de estos partidos se diluyen en su escaño en el Congreso obligados por la disciplina de partido. El último ejemplo de esto se da en el intento de reforma de la Constitución donde Canar
ias ve en peligro su sistema fiscal y económico diferenciado.
Ante esta difícil situación es necesario, vital, que el nacionalismo canario, que es el único que ha demostrado defender los intereses de esta tierra y sus ciudadanos en Madrid, siga estando presente en Madrid y con más fuerza aún.
Pero esto no es posible con un nacionalismo dividido. Esta es una de las conclusiones a las que hemos llegado en Nueva Canarias tras una profunda y difícil reflexión interna.
Para nosotros no es un trago de buen gusto tener que pactar con Coalición Canaria con quien seguimos teniendo profundas diferencias en la práctica y en la teoría sobre cómo hay que gobernar Canarias.
Somos conscientes de cómo puede ser interpretada esta alianza por una parte del electorado.
Nos hubiera gustado mucho más que la situación fuera diferente y que pudiésemos acudir en solitario a estas elecciones. Pero la situación que he descrito anteriormente exige ante todo un ejercicio de responsabilidad porque CANARIAS SE LA JUEGA.
Y en ese ejercicio de responsabilidad hemos sido conscientes de que, por esta vez, hay que dejar a un lado las diferencias que nos separan, que siguen siendo muchas, y poner en común lo que nos une.
Y lo que nos une es frenar el crecimiento del PP en el Archipiélago de manera que, de los 15 diputados que se eligen en Canarias, cinco sean representantes del nacionalismo.
Lograr un grupo político en las Cortes Generales para que el nacionalismo canario tenga fuerza y los intereses de esta tierra y de sus ciudadanos sean tenidos en cuenta a la hora de legislar, de establecer los presupuestos generales, etc.
Nueva Canarias sigue siendo una organización independiente que sigue manteniendo numerosas diferencias con Coalición Canaria. Este acuerdo es sólo electoral de cara a los comicios del 20-N y estará fundamentado en un programa de defensa de Canarias y ante la crisis económica, así como en unas reglas de juego claras e inviolables.
Para Nueva Canarias sería más fácil presentarse en solitario pero sería irresponsable puesto que se dividirían las posibilidades de lograr un grupo político nacionalista en Madrid. La decisión de haber empezado esta búsqueda de acuerdos está motivada por el sentido del deber y la obligación que sentimos con esta tierra y sus ciudadanos y no por el interés partidista.